FESTIVIDAD DE LA TRASLACIÓN DE LAS RELIQUIAS DE SAN ISIDORO DESDE SEVILLA A LEÓN (1063)

Es la festividad más importante que celebra la Cofradía, y está organizada en 2 jornadas próximas a la festividad de la Traslación propiamente dicha (16 de diciembre). El sábado se celebra la Solemne Vigilia de Oración con la Ceremonia de la Luz y entrega de Medallas a los neófitos, y el domingo se celebra una Solemnísima Celebración Eucarística con la Ofrenda al Santo Isidoro por parte del Abad de la Cofradía, seguida del Acto de Investidura de las nuevas Damas y Caballeros Cofrades.

El origen de la Traslación hunde sus raíces en el siglo XI, concretamente en el año del Señor de 1.063, la piedad y el patriotismo del buen monarca Fernando I, el Magno y su esposa Dña. Sancha, trajeron a esta Corte de Reyes las Sagradas Reliquias de San Isidoro de Sevilla.

Pero bien es cierto que debió ser, el propio Santo, el que tuvo la mayor intención y puso gran empeño en ser trasladado a estas frías tierras del norte de la Hispania cristiana, desde las cálidas latitudes de la más andaluza de sus capitales, la arzobispal Sevilla. Y manifestamos esta aseveración puesto que Alvito, Obispo de León y Ordoño, Obispo de Astorga, legados expresamente por los Reyes, fueron a recoger a la capital bética los restos de Santa Justa y Santa Rufina, pero por más que buscaron no los encontraron o más bien no se los dejaron mover de su ciudad, por el gran cariño y devoción que el pueblo sevillano tenía y tiene por sus dos Santas, hasta el punto de haberlas nombrado patronas perpetuas.

Así dice la tradición, que el Santo Isidoro se apareció al Obispo Alvito y le indicó donde estaba enterrado su cuerpo, expresándole con insistencia su deseo de que lo trasladasen a León. Ni que decir tiene que el obispo leonés quedaría sorprendido por la “petición” y valorando la importancia de la figura del Santo Isidoro, reconocido como Doctor Universal de la Iglesia Católica, destacado investigador y compilador y autor de obras eternas como “Las Etimologías”, “Libro de las Sentencias” o “Libro de las Diferencias”, inmediatamente aceptaría la solicitud, aún incumpliendo el mandato real.

Y así fue.

Los restos del Santo a su llegada a León, el 21 de diciembre del 1063, fueron acogidos con la solemnidad de los grandes fastos medievales por toda la familia Real y por todo el pueblo de León y depositados en la Iglesia de San Juan Bautista, que Alfonso V, padre de la Reina Sancha había reedificado años atrás de la ruina que en ella había obrado nuestro mayor enemigo, Almanzor, el Atila medieval del Reino Leonés.

Allí fueron entronizados, siendo, años después, modificada la advocación del templo y quedando definitivamente, hasta nuestros días, bajo la protección de “nuestro santo” más universal, San Isidoro, en esta Basílica que ha sido referencia durante más de 10 siglos del devenir del Reino de León, sus monarcas y su pueblo o viceversa.

Queremos citar unas palabras de D. Antonio Viñayo, q.e.p.d., Abad Emérito del Cabildo Isidoriano y a su vez también Caballero del Pendón de San Isidoro, referidas a este templo:

“Baste señalar que la iglesia isidoriana es la primogénita del arte románico español, centro y eje de dos épocas artísticas y de dos etapas culturales, una la tradición astur-leonesa con su rudeza y clásico equilibrio y otra con las galanuras importadas de Navarra y el Pirineo. Y no es pura coincidencia el que en la consagración de la Basílica de San Isidoro estuviesen presentes Obispos leoneses, gallegos, castellanos y franceses y Abades de Oña, Cerdeña y Silos que firmaron el documento de dotación del templo”.

Todo en la historia esta concatenado y los sucesores de los sucesores de los sucesores, de este legendario Reino Leonés, seguimos teniendo presente a San Isidoro, y ante él oramos y suplicamos, mil ayudas y milagros. No solo los leoneses, por la devoción especialísima que le profesamos, sino también las cantidades ingentes de peregrinos compostelanos que se han postrado y se seguirán postrando ante él, antes, ahora y siempre, por su estratégica ubicación en el Camino de Santiago.

Y desde entonces los Monarcas posteriores, de León, de Navarra, de Aragón, de Galicia, de Castilla, de Portugal, de Valencia, de Nápoles, de Sicilia y los que lo han sido de España, han tenido como referencia espiritual a San Isidoro.