PENDÓN DE SAN ISIDORO

Desde el año de 1147 acaricia el aire de España el Milagroso Pendón de San Isidoro o Pendón de Baeza. Su historia se remonta al verano de aquel año cuando en plena reconquista Alfonso VII se vio detenido en los escarpes de Baeza, cuando avanzaba hacia Almería, y estando las huestes leonesas a punto de levantar el cerco, intervino Isidoro.

El Emperador asedió Baeza, Nido Real de Gavilanes, durante varias semanas, pero habiendo recibido ésta apoyo de otras ciudades musulmanas, las tropas leonesas se vieron en inferioridad. Alfonso VII invocó al Santo Isidoro, implorando su ayuda. Isidoro se le apareció esa misma noche en sueños y le exhortó a “tener fe en la victoria”.

Al día siguiente, esta se consumó, conquistando la plaza de Baeza para el Reino Leonés. Era el 25 de julio de 1147.

El propio Emperador reunió a los Obispos, nobles y caballeros constituyendo, en este mismo momento, esta Confraternitas entorno al Pendón de San Isidoro, también conocido popularmente como Pendón de Baeza. Mandó bordar en el propio campo de batalla, a las mujeres de la nobleza, un Pendón de tafetán en el que aparece bordada por ambas caras la efigie del Santo Isidoro a caballo, revestido de pontifical, por su condición de Arzobispo, portando la Santa Cruz y una espada. En la parte superior aparece una estrella y sobresaliendo de una nube el brazo de Santiago Apóstol, blandiendo una espada de fuego. Los castillos y leones del escudo, fueron añadidos posteriormente por la unión de los dos Reinos con Fernando III “el Santo”. Los bordados están realizados con hilos de oro y plata, sobre tafetán (tela delgada de seda muy tupida) adamascada carmesí.

El Emperador prosiguió su camino y tomó Almería a finales del citado año de 1147, regresando a la Corte leonesa, a principios del siguiente año. El Milagroso Pendón de San Isidoro, acompañó siempre al propio Emperador, y presidió todos los triunfos de las tropas leonesas y castellanas, durante la Reconquista. Como ejemplo, está documentado que se encontraba presente en la toma de Antequera, de Toledo, de Baeza de nuevo, de Málaga, e incluso es posible, según algunos cronistas, que fuera el Pendón que acompañaba a los Reyes Católicos en la toma de Granada. Posteriormente, también está documentada la petición de Carlos I para llevar el Pendón a algunas de sus campañas bélicas en Europa.

En el año 1908 se reemplazó el damasco antiguo, dado su deterioro con el paso de los siglos, para que el Pendón fuese partícipe en la procesión cívica del centenario de la Independencia.

Por su condición honorífica militar estuvo presente, junto con otras siete Enseñas históricas españolas, en el Desfile de la Victoria de 1939, en Madrid.

En el año 1947 se realiza una réplica del milagroso Pendón, dado el especialísimo estado de conservación de la pieza original después de más de 8 siglos de andadura. Dicha réplica es la que preside desde entonces todos los actos de la Imperial Cofradía, estando depositado el Pendón original en el Museo de San Isidoro de León bajo unas estrictas medidas de seguridad y conservación.

Desde finales del siglo XVIII, hasta nuestros días, todos los Reyes de España, en sus visitas a León, han tremolado este histórico y milagroso Pendón, en el atrio de la Real Basílica Colegiata.

Hoy en día es considerado Reliquia Nacional, con honores de Capitán General de los Ejércitos de España y Alférez Perpetuo en la persona del Jefe del Estado Español.